Un desastre que nos ha marcado durante mucho tiempo

Para entender un poco por qué la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas afectó tan hondamente a España, vamos a repasar dos aspectos que consideramos fundamentales: por un lado la situación en el país y, por el otro, el imperialismo internacional.

Alfonso XII fue un rey que hizo algunas cosas interesantes, sobre todo en política interior. El sistema político de la restauración lo configuró un excelente político, Antonio Cánovas del Castillo. Junto a Práxedes Mateo Sagasta, pactó una nueva Constitución, la de 1876, la cual creó un marco legislativo amplio por el cual cada gobierno pudo legislar de acuerdo con sus ideas. Sin embargo, las elecciones nunca fueron transparentes, pues el sistema parlamentario se fue desprestigiando por la práctica del falseamiento electoral y del caciquismo. Es lo que en la historia se conoce como el turnismo.

El otro aspecto que hemos comentado tiene que ver con las ideas imperialistas que habían surgido con fuerza en Europa a partir de 1870. A las naciones ya no les bastaba con desempeñar un papel importante dentro del sistema de estados europeos; ambicionaban ser una potencia ultramarina. La expansión territorial adquirió un nuevo matiz. No se deseaban los territorios sólo como explotación económica o ubicación demográfica, también porque su posesión hacía que esa nación mejorase su status; de simple potencia europea pasaba a ser considerada gran potencia mundial.

Alfonso XII murió muy pronto, en 1885, sin sucesión masculina y estando la reina embarazada. Fue durante la regencia, por tanto, cuando se produjo el desastre de Cuba. El conflicto se originó en 1895 cuando Cuba, que quería independizarse, recibió ayuda de Estados Unidos, primero a través del envío de armas y dinero y, más tarde, con una intervención militar directa. En 1896 también se habían producido insurrecciones independentistas en las islas Filipinas. Los estadounidenses, que habían entrado en guerra con España a causa del supuesto bombardeo del acorazado Maine (algunas investigaciones apuntan a que fueron los norteamericanos los que provocaron ese hundimiento para tener una excusa con la que atacar a España, ya que deseaban poner sus manos sobre Cuba) derrotaron a los españoles en Cavite y Santiago de Cuba. Finalmente, España se vio obligada a firmar el Tratado de París (diciembre de 1898), por el que reconocía la independencia de Cuba y cedía a Estados Unidos las islas Filipinas, Guam (en las islas Marianas) y Puerto Rico. Hay unas coplas que recoge Luis Carandell en su obra Un soldado del 98 que resumen perfectamente las condiciones en las que los soldados españoles, con las que nos despedimos hasta otro día:Mi querida Soledad / llevo cuatro meses ya / con fatiguitas por verte / aquí encerrao en un fuerte / que no es fuerte ni es ná. / De cañas está formado / sujeto con barro y guita. / ¡Vaya fuerte que me han dao! / Parece una señorita / por lo débil y delicao.

 

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